Arequipa

Panorámica de Arequipa. Grabado del Atlas Geográfico del Perú (Paris, 1865), de Mariano F. Paz Soldán.

Ciudad de Arequipa

Arequipa será la sede del X CILE 2025. Es la segunda ciudad del Perú y la capital de la región del mismo nombre, que en la actualidad cuenta con más de un millón 316 mil habitantes. La ciudad fue fundada el 15 de agosto del año 1540 por noventa y seis vecinos españoles (entre los que se hallaban un grupo reducido de mujeres, cinco licenciados, dos bachilleres, dos notarios, tres capitanes, dos presbíteros y tres frailes dominicos), afincados en el valle del Chili, donde estuvo de paso el gobernador Francisco Pizarro.

El valle se encuentra en la ladera occidental de los Andes del sur del Perú, a 2300 m.s.n.m. y bajo tres volcanes: Chachani, Misti y Pichu Pichu. La comarca fue ocupada desde tiempos remotos por distintas etnias de la región, las cuales desarrollaron importantes sistemas de riego y numerosas terrazas agrícolas o andenes, estableciéndose en pequeños caseríos. El centro histórico de la nueva ciudad comprendía cuarenta y nueve manzanas. En su entorno se hallaban desperdigadas poblaciones de diversos orígenes: collaguas, yanahuaras, puquinas, carumas y tiahuayas, entre otros, que se fueron afincando a lo largo de los siglos, en medio de la expansión de poderosas culturas como Nasca, Tiahuanaco y Huari, hasta la instauración del dominio Inca, a fines del siglo XV.

A partir de la segunda mitad del siglo XVI, la riqueza minera de Potosí le permitió a Arequipa convertirse en un dinámico centro comercial, que abastecía al floreciente centro minero con una importante producción de vino y aguardiente. En la campiña arequipeña y en los valles aledaños no prosperó, sin embargo, el latifundio sino la pequeña propiedad, régimen que incidiría también en el desarrollo de su talante cívico.

Arquitectura significativa

A causa de los sismos, la ciudad fue construida y reconstruida numerosas veces, empleando como material un tipo de tufo volcánico llamado sillar, de singulares características. Su arquitectura religiosa y civil desarrolló algunas de las expresiones más significativas del llamado barroco mestizo peruano y recibió la posterior influencia neoclásica, manteniendo su originalidad.

El centro histórico de Arequipa fue inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco el año 2000, por representar “una obra maestra de la integración creativa de características europeas y nativas, cruciales para la expresión cultural de toda la región.

Una lengua mestiza

Entre los siglos XVI y XIX, la ciudad y su entorno rural experimentaron un intenso mestizaje, que dio origen al lenguaje llamado “lonco o “chacarero, característico de su población rural, y a numerosas expresiones propias en los dominios musicales, literarios, artísticas y en su celebrada gastronomía, que desarrolló en las picanterías y en sus casas y monasterios un singular laboratorio de fusiones culinarias.

Detalle. Portada de la iglesia de la Compañía (1698).
Poeta y patriota. Mariano Melgar.

Durante el virreinato, los conventos arequipeños fueron centros de ilustración y atesoraron importantes bibliotecas, como las que conservan todavía la Recoleta franciscana o la Orden mercedaria.

La ciudad acogió durante largas temporadas a figuras eminentes como los jesuitas José de Acosta y Bernabé Cobo. A fines del siglo XVIII, el obispo gaditano Pedro José Chaves de la Rosa reformó el Seminario San Jerónimo, fundado en 1622, convirtiéndolo en un foco de irradiación cultural donde se formó buena parte de la élite intelectual que participó en el proceso de la Independencia y el surgimiento de la República.

Salieron de sus aulas figuras como el poeta Mariano Melgar, quien se unió a las filas rebeldes del brigadier Mateo García Pumacachua y fue fusilado en Umachiri, Puno, en 1814; los clérigos Francisco Javier de Luna Pizarro, presidente del Primer Congreso Constituyente (1822) y Mariano José de Arce, primer director de la Biblioteca Nacional; el científico Mariano Eduardo de Rivero y Ustariz; los juristas José María Corbacho, Benito Laso, Evaristo Gómez Sánchez y Andrés Martínez. Estos y otros nombres, años más tarde, le granjearon a la ciudad el título simbólico de “Capital jurídica del Perú”.

El Colegio Nacional de la Independencia Americana (1827) y la Universidad Nacional de San Agustín (1828), fueron también semilleros de notables figuras.

Entre ellos podemos citar a los hermanos José Gregorio, Mariano Felipe y Mateo Paz Soldán. El primero fue organizador de la Cancillería peruana, mientras que Mariano Felipe fue autor del primer Atlas geográfico del Perú (publicado en el año 1865), y el tercero, un científico de múltiples intereses y poeta.

También al deán Juan Gualberto Valdivia, el jurista y canciller Toribio Pacheco, los abogados y políticos José Simeón Tejeda y José María Químper; el astrónomo Hipólito Sánchez Trujillo, el matemático Miguel W. Garaycochea y el historiador Mariano Ambrosio Cateriano.

Destacan también el jurista Francisco García Calderón y Landa, gobernante cautivo durante la Guerra del Pacífico y primer presidente de la Academia Peruana de la Lengua (1887), el filósofo y pedagogo Jorge Polar Vargas, el científico Pedro Paulet, el tribuno Francisco Mostajo, los médicos José Morales Alpaca, Edmundo Escomel y Honorio Delgado, el pensador y diplomático Víctor Andrés Belaúnde, presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas (1959-1960), y José Luis Bustamante y Rivero, presidente de la República (1945-1948) y presidente de la Corte Internacional de La Haya (1967-1970).

Político y diplomático. Francisco García-Calderón Landa.

«Caudillo colectivo»

Picantería (1927). Óleo de Víctor Martínez Málaga.

En Arequipa permaneció algunos meses la precursora del feminismo Flora Tristán, cuyo padre pertenecía a una encumbrada familia local. La ciudad ha sido cuna de los presidentes de la República: Pedro Diez Canseco, Nicolás de Piérola y Eduardo López de Romaña; de figuras de la cultura universal como el Premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa, y una larga lista de notables poetas, narradores, artistas, ensayistas, críticos, músicos, científicos, religiosos, políticos, magistrados, periodistas y otras celebridades en diversos campos, surgidos de un pueblo al que el historiador Jorge Basadre denominó “caudillo colectivo” de muchas de las gestas republicanas del Perú.

#CILEArequipa #CongresoInternacionalDeLaLenguaEspañola